noviembre 20, 2007

en los últimos días he pensado un poco sobre qué es lo que más me gusta hacer. ya descarté el alcohol, el disfrutar del día, el sexo, los videojuegos, la limonada y esas cosas, en realidad no ha sido tan difícil o, bueno, puede que sí porque me ha llevado a rebuscar en mi memoria, cosa muy complicada si se considera que soy la persona más olvidadiza que conozco, entonces hoy me he sentado en el piso de la sala a seguir pensando un poco y he notado que es eso precisamente lo que me gusta más hacer.

es complicado para la gente, no a muchos les gusta sentarse en el piso, entonces no les parece andar conmigo, porque yo no hablo de sentarse a esperar el bus o en la habitación de algún amigo por compromiso y siempre a la expectativa de que alguien se pare para cagarlo con el asiento, yo hablo de disfrutar del piso, como cuando se tienen 8 años y se camina sin zapatos, así que supongo que por eso desarrollé el hábito de sentarme en el borde de las veredas o en las escaleras ya que la gente no lo considera piso-piso, y me gusta también.

ha sido bonito recordarme sentado en el suelo mientras todos atendían al catequista en el retiro de confirmación, también tomar un rico roncito en el piso del pequeño patio de Eduardo, también conversar con Carlitos en el piso de su cuarto, porque él siempre va a estar ahí, pero no fue agradable aquella vez que el empleado del colegio me dijo que me levantara de ahí porque parecía un hippie, los hippies no me caen tan bien.

ahora no hay Eduardo, siempre habrá Carlitos, pero con la chata es un problema porque ella se sienta nomás y uno tiene que apurarse en sacarse la casaca o la capucha para que se tape porque no es correcto que una adolescente en minifalda se siente, casi en padmasana, en el piso de un parque. mucho mañoso.

entonces sí, encontrar a alguien a quien le guste sentarse en el piso es tan complicado como tratar de explicar el porqué me gusta hacerlo, por eso, cuando pueda encontrar a otra persona a la que le guste tanto como a mí, entonces estaré tremendamente contento y ahí sí que seré su amigo para siempre.

2 comentarios:

maría manzanilla dijo...

jaja,gracias.
A mi me gusto la tuya, por eso cambie la mia (anda,juegas?no,bromita).
Yo odiaba a un ex-enamorado porque siempre tenia esa rara mania de sentarse en el piso, aunque para ese momento era normal, o sea, tener 15 a;os y sentarse en el piso, aparte de andar siempre con la ropa sucia, las unas pintadas y el cabello despeinado, era senal de que uno ya no podia mas con su rebeldia.
Desde que se fue a Estados Unidos (para bien de muchos), a mi se me pego esa mania. Incluso ando por la casa sin zapatos (no puedo sin medias porque me enfermo a cada rato =/),y la empleada siempre me mira con odio porque ya sabe que esas son las medias que debe lavar. Ahora que no esta Toby he prescindido del piso, ya no me tiro en el para molestarlo o para darle vueltas hasta que quiera morderme.
Supongo que tu post significa que si veo a alguien sentado en el piso, cerca a la avenida santa rosa, ese seras tu. (o un borracho que se cayo)

Re-Gina Mondtri. dijo...

el piso es mi mejor amigo .