junio 23, 2009

yo no sé qué sentir cuando recuerdo la cara de Yolita, y la mano de Yolita haciéndome 'chau'.

chau -me dijo y me fui. no sé qué sentir.

de pronto es como si un pedazo mío se quedara en mi trabajo, en mi casillero vacío, en mi taza para tomar la leche que ya no volveré a usar. no va a ser dificil dejar de extrañar la taza de la leche, ciertamente.
supongo que, hasta cierto punto, me encantaría decir que no me interesa más ese lugar, de hecho, recuerdo el gesto obsceno que hice al cruzar la puerta y sonrío, sonrío realmente contento, contento de saber que no volveré a discutir con Carlos ni a salir de ahí renegando y rojo. ya no más las discuciones con Carlos que terminan conmigo planeando un atentado con un taza de café sobre el escritorio de mi cuarto. ya no más salir rojo de la cólera y ponerme más rojo aún de saber que al día siguiente deberé volver al mismo maldito lugar.

odiaba ese trabajo, pero no puedo dejar de pensar en la cara de Yolita, y en las caras de Renzo y Denisse; en la cara de Mariela. no sé qué sentir con respecto a dejar el trabajo.
sólo sé que me siento bien de saber que ya no deberé esperar al fin de semana para verte y llevarte a caminar.