noviembre 29, 2007

17 años.

noviembre 28, 2007

uhm, me doy cuenta de que la gente considerada 'amiguera' no me cae del todo bien, los 'muy sociables'.

escribo esto y espío mi lista de contactos de msn, recién la depuré hace unas semanas: veo, tengo 5 conectados de la gente que conoce a todo el mundo: no me caen bien.

no me gusta la gente que conoce a todo el mundo, sobretodo a ese submundo indie-arty limeño, me resulta una especie de asociación local de perdedores. creo que el primer paso para alejarme de ese mundo fue el eliminar de mi lista a todos los músicos independientes, lo siguiente fue deshacerme de la gente yo, en El Oso, la hago re linda, y fue de esa manera que conseguí 5 contactos on-line en el msn a los cuales no me inspira hablarles.

precisamente hablaba con un tipo al que conocí en el trabajo sobre qué le veía a ir a bailar reggaetón a una discoteca de Marina Park (jaaa!), y me decía que le gustaba ir porque encontraba a todo el mundo, todo su barrio estaba ahí, luego se quedó un rato en blanco, y me dijo que eso era lo que no le gustaba de ir, que encontraba a todo el mundo y recontra apuradito me dió motivos más arrietas sobre el por qué iba.

ahora veo a Giovanni, que así se llama el tipo, y me recuerdo mirando la mesa de algún bar de Barranco tratando de no mirar a nadie directamente porque entonces tendré que acercarme a saludar y eso es precisamente una de las cosas que menos me gusta hacer: saludar, saludar mucho: 'hola, te presento a tal', 'oye, un gusto', 'bueno, chau'. ese trámite me aburre también.

tampoco me gusta la palabra 'antisocial', por eso decidí autocalificarme como 'insociable'. entonces recuerdo el final del pakátnamu de esta semana para el mes de diciembre que decía algo sobre que el ser original es mucho más valioso que encajar. me gusta la idea de nunca haber tratado de encajar, sino me sentiría un fracasado, aunque sí me siento un perdedor y me gusta serlo, creo que es por eso pierdo compañeros de salidas con tanta facilidad, porque ellos pretenden ser perdedores a la fuerza, lucir y actuar como uno cuando están en grupo, parecer lornas porque la gente ama los lornas. me recuerdan a las chicas que ajustándose los jeans pretenden vaciar su cerebro a la fuerza.

maldita gente que ama a los lornas.

noviembre 26, 2007

sin cohetecillos no hay navidad.

de niño no había nada más genial, entre los primeros días de diciembre y la primera quincena de enero, que andar con un pabilo encendido en la mano, camina y camina por toda La Perla alta, reventando calaveras dentro tazas de porcelana, y luego corre y corre para que no nos alcance el guachimán al que despertamos, porque, claro, la calavera tenía que reventar al costadito de su caseta.

qué rico el panteón con mantequilla, quemar el muñeco, escuchar a Vanessa quejándose porque dentro del muñeco seguramente está el bluejean que no encuentra, los especiales de Doble 9, cantar villancicos en la parroquia, el durazno en conserva, el señor Santana y su eterna botella de champagne.

recuerdo al abuelo llegando con su enorme canasta navideña de Fleishmann (que podía ser un bateón gigante o una caja de cartón en la que cabría un refrigerador pero nunca una canasta), y que no tardaba en repartirla entre nosotros, aunque mamá se amargue porque nos engríe demasiado, y porque no le parece que vayamos a comer dulces cuando falta media hora para comer.

no me gusta la navidad. pero me gusta su recuerdo.

no recuerdo en qué época empezaron mis depresiones navideñas, pero puedo intuirlo.
quiero culpar a la etapa de la adolescencia en la que uno deja de jugar mete gol tapa con los amigos del barrio, para empezar a juntar las cutras del pan para comprar licor y cigarrillos, aunque quizá deba de culpar a la mirada de mamá, a ese mirada cuando llegaban las 12 y parecía esperar, al lado de la escalera, a que bajen papá o el abuelo.

entonces mis depresiones navideñas se deben al triste ambiente que la rodea: ya no es sólo la mirada de mamá o la de Tatiana, esperando a que bajaran papá y el abuelo, a ese abrazo, que se daban, llorando, en la cocina, para que yo y Geraldine no las viéramos.

me deprimen las caras de la gente, hace unos días pensaba en que la navidad era sólo para los niños y lo comentaba con una seguridad única, ahora yo no estoy tan seguro de eso: estas navidades no son para nadie, o quizá sea que yo trato , por esos días, de buscar el más mínimo ápice de tristeza en la cara ajena, quizá en algunas acierte, en la cara de los niños que suben con su bolsa de olé olé al bus, en la de la señora camina por toda la Abancay con su carrito de pastel de choclo hasta donde le den las piernas, en la del desempleado que no consigue para el maldito pollipavo que pretendía pagar en cómodas cuotas de 5 soles diarios, en la del vendedor de cortaúñas y tablas de multiplicar. caras de preocupación que uno ve a diario a las que se les suma una tremenda cuota de desesperación que hacen desear que el mundo comience y acabe en nuestra habitación, o en la de alguien más.

la navidad sin cohetecillos no es navidad, pero nos da la opción de ya no oírlos a los que pretendemos dormir ese día tras intentos fallidos de salir a la calle embotadísimos de pavo, y casi sin poder caminar por tanto panetón con chocolate.

aún así mis sobrinos van a tener las mejores navidades de la historia, csm.

noviembre 22, 2007

esto lleva 3 días como borrador, por eso, al final digo 'hoy es tu cumpleaños'. fue ayer:

me gusta ser amigo de Carlitos, me gusta sentarme en el piso de su cuarto y pensar en cómo carajos puede tener tan ordenado el lugar, tan brillante el parquet, me gusta sorprenderme de que sea un zambazo de 9 metros pachango-metalero y pelucón y siga usando sábanas de Los Pitufos.

me gusta ser amigo de Carlitos porque él tiene vídeos de Jimmy Eat World y el único vídeo paja de Thrice en su cassette Carlitos 25, me gusta que, de pronto, suene Finch y p’ala miércoles, nero, esa canción, qué bestia, ¿te acuerdas?. claro si el otro días estaba en un concert metal y unos chibolos poseros la tocaron, casi lloro. oye, nero, ¿los metaleros hacen covers de emo?. me gusta decirle si tiene Breaking Benjamin y sí, creo que está en el Carlitos 35, con Adema. qué pena que ya no den Mtv Rocks ni El Bloque, ¿no, nero?.

me gusta ser amigo de Carlitos porque, normalmente, a uno se le antoja una cerveza a cierta hora del día, un ron, no sé, un vaso de whisky o una copa de vino, pero a él siempre se le antoja un Clímax heladito. me gusta que mueva el televisor, molesto porque no quise ir a comprar el Clímax, saque una mochila roja de atrás, y adentro tenga un Pomalca 3 años entero, con todo y gaseosa y hasta vasos. el otro día que venía de la chamba no sé qué me dio por comprar, me gusta que digamos, un poquito nomás, menos de la mitad, mañana hay chamba, y, dos horas y media más tarde, estemos saliendo a comprar más gaseosa porque la Pepsi de 3lts ya se acabó.

me gusta ser amigo de Carlitos y ver El Chavo con él, y, haciendo zapping, encontrar a Kevin Arnold y contarle sobre la navidad y cómo se va degradando y luego sobre mis depresiones navideñas y terminarla frase con un ‘pucha es triste esa vaina’ y me diga que me deje de cojudeces, que parezco uno de esos indies de mierda, me gusta que, borracho, me diga que porqué no formamos una banda de indie, pero con flacas patonas que toquen la guitarra, me gusta que, justo cuando me dice eso, salga un video de Claudia tocando la guitarra y me diga ’¿ya ves?, algo así’ y luego se mande con una carcajada que se debe haber escuchado hasta Carabayllo.

me gusta que le diga a su sobrino chato cuando, a pesar de tener cerca de cuatro años, parezca, más o menos, de mi edad, me gusta bajar a hablar con su mamá y su hermana mientras se difumina ese nítido olor a muerto de sus pedos, que son los más horribles que he tenido que soportar en mi vida, me gusta ver su video ‘Mis 16 Añitos’ en el que Eduardo y Chiste salen taradazos y Tataje pareciera estar buscando qué llevarse, qué flaco Papo, qué bestia, me gusta que bailen Los Adolescentes, el Playero 2 y el Churinfunflay, y qué rápido carajo que pasan 7 años y que ese video lo grabó la mamá de Junior, que con 3 vasitos ya estaba huasca y que en ese tiempo estaba fuertota, y ahora la que está fuertota es su hermana, huevón, pero que recién tiene 15 años, pero que el otro año igual se malea y le da curso, porque tú sabes cómo son ahora las chibolas, que al toque nomás, y yo pienso que es mostrazo estar borracho hablando con él.

me gusta que me cuente que su mamá está asadaza porque se ha comido media fuente de causa de pollo y que ahora qué van a comer los demás, me gusta que venga su sobrina a picarnos un poco de ron, y su hermana a picarnos un poco de ron, y luego vuelvan cada una con su propio vaso. me gusta su colección de películas del 50, qué pena que ya no den Emmanuelle, qué rica que era Krista Allen.

me gusta que use la frase ‘me llega al pincho’ cada 22.6 segundos y ser los más lisurientos del mundo, me gusta contarle que hay una chica que me gusta un montón y que quién sabe si pase algo, porque él ya sabe cómo soy de zonzo y que me pongo nervioso y nunca me atrevo y que ella es lo máximo y que él sólo atine a preguntarme que qué tal está y que cuando se la presento y lo dice en serio y nos cagamos de risa, y nos reímos más cuando le cuando le cuento que en la fiesta de Patrick había un señor que bailaba igualito a la morsa.

hoy es tu cumpleaños ¿no, maricón?, hoy vas a cumplir 23, ya estás así como que viejo. yo sé que en todos tus cumpleaños te digo que la pases bonito y que ojalá que sea el último, pero en realidad me gustaría seguirte viendo hasta estar medio viejos porque no olvido que, cuando yo era chico decía que si llegaba a los 50 y no me había muerto, me mataba y tú decías que si a los 49 andaba retractándome, tú mismo se encargarías de matarme.

noviembre 20, 2007

en los últimos días he pensado un poco sobre qué es lo que más me gusta hacer. ya descarté el alcohol, el disfrutar del día, el sexo, los videojuegos, la limonada y esas cosas, en realidad no ha sido tan difícil o, bueno, puede que sí porque me ha llevado a rebuscar en mi memoria, cosa muy complicada si se considera que soy la persona más olvidadiza que conozco, entonces hoy me he sentado en el piso de la sala a seguir pensando un poco y he notado que es eso precisamente lo que me gusta más hacer.

es complicado para la gente, no a muchos les gusta sentarse en el piso, entonces no les parece andar conmigo, porque yo no hablo de sentarse a esperar el bus o en la habitación de algún amigo por compromiso y siempre a la expectativa de que alguien se pare para cagarlo con el asiento, yo hablo de disfrutar del piso, como cuando se tienen 8 años y se camina sin zapatos, así que supongo que por eso desarrollé el hábito de sentarme en el borde de las veredas o en las escaleras ya que la gente no lo considera piso-piso, y me gusta también.

ha sido bonito recordarme sentado en el suelo mientras todos atendían al catequista en el retiro de confirmación, también tomar un rico roncito en el piso del pequeño patio de Eduardo, también conversar con Carlitos en el piso de su cuarto, porque él siempre va a estar ahí, pero no fue agradable aquella vez que el empleado del colegio me dijo que me levantara de ahí porque parecía un hippie, los hippies no me caen tan bien.

ahora no hay Eduardo, siempre habrá Carlitos, pero con la chata es un problema porque ella se sienta nomás y uno tiene que apurarse en sacarse la casaca o la capucha para que se tape porque no es correcto que una adolescente en minifalda se siente, casi en padmasana, en el piso de un parque. mucho mañoso.

entonces sí, encontrar a alguien a quien le guste sentarse en el piso es tan complicado como tratar de explicar el porqué me gusta hacerlo, por eso, cuando pueda encontrar a otra persona a la que le guste tanto como a mí, entonces estaré tremendamente contento y ahí sí que seré su amigo para siempre.

noviembre 19, 2007


esa noche que, borrachos de amor y de vodka Paramonga de 15 lucas, me regalaste el llaverito amarillo de playmobil y prometimos que, si volvías y yo aún lo usaba podríamos volver a enredarnos como los dos perfectos necios que éramos en ese momento, esa noche yo no hablaba en serio, ¿sabes?, ya va siendo hora de que lo sepas.

desde ayer he dejado de usar tu llavero y ahora llevo uno casi exactamente igual que me regaló Eduardo aquella mañana, resaqueados de ron, en una combi que nos llevaría por todo El Ejército para luego tomar calles de las cuales no conozco el nombre, luego Santa Cruz y, exactamente entre Angamos y Arica, y tras un recorrido de sol veinte, nos bajamos para ir a desayunar a El Enano. desde ahora usaré ese llavero porque me recuerda a esa mañana y porque tiene los accesorios completos, al tuyo le faltaba la mochilita y los escarpines estaban ya muy gastados.
yo no quiero cosas así.


listo, me dejo de huevadas: perdí tu llavero. no hace falta hablar de cuán feo se siente porque seguramente tú debes de saberlo, porque tú lo sabes todo.
¿vas a pegarme?


ahora, esas palabras que digo para que las personas que me importan no se molesten conmigo: si vuelves no voy a buscarte porque me daría vergüenza ir sin tu llavero, y en realidad no te buscaría de todas formas, no sé porqué, aún cuando ha sido todo genial y ese regalo significó uno de los mejores de mi vida, y es chistoso que los dos hayan tenido el mismo llavero en casa, y del mismo color y adaptados para llavero y me los hayan dado en fechas tan cercanas.

alguna vez en mi fotolog puse lo siguiente:

vodka puro, cigarros baratos, 100 kph, La Costa Verde, el viento contra la cara misma y Ramones en el stereo.



la vida es bella.



ese día no fue el mismo día, no, no, ese día fue con Eduardo, vaya coincidencia, eh. ¿también es coincidencia que los dos se hayan ido y que, seguramente, ya no vayan a volver más?, ¿les debe estar yendo de las mil mierdas por sus respectivos lares, no?, ¿de veras volverán?, Eduardo, ¿mis cien lucas, para cuándo?, chiquía, ¿mis medias?

sabes qué es lo gracioso, oye, que la vez pasada que me puse a escribir cosas que nunca había hecho o tenido y que nunca haría o tendría, puse una que me costó mucho y decía más o menos así (música maestro): ‘nunca tuve una novia menor que yo’, y es verdad, alucina, tú nunca fuiste mi novia, qué estón, ¿no?, ¿qué éramos entonces?, ¿un par de arriolones que se juntaban para tomar?, eh, ¿hay una mejor definición que esa?, yo creo que no, ah, en serio, es extraño, porque tú no me gustabas y yo tampoco te gustaba, qué raros éramos oye, ahora me pregunto porqué digo todas estas cosas ajustando los dientes porque lo cierto es que de todas formas fue mostrazazazo, a que no.

apuesto a que si volvieras me ayudarías a solucionar esta cosa del radioblog, y comprarías cigarrillos como mierda, fumonaza. igual si vuelves no te busco, tu llavero me da pena.

noviembre 12, 2007

¿ya te conseguiste otra novia burrier?, me decía una chica por msn, refiriéndose a una querida viajera, y no sé porqué, luego de ironizar un poco sobre eso y escribir una o dos líneas, me quedé mirando el monitor, más o menos como cuando veo Lima Limón, y luego reaccioné a pensar en que, como que ya va siendo tiempo de buscarse a alguien a quién darle la capucha saliendo del bar para que no se me muera de frío, la pobre, para que no le dé aire y de paso se tape un poco ese escote de miércoles. creo que me gustaría mucho una chica medianamente borracha y fumadora social, me gustaría problemática, eso sí, que me gane pleitos gratis, pelear, un poco de esto, otro poco de esto, un gancho de izquierda y directo al tabique.

me gustaría una chica que escriba lo que solía conocerse como antipoesía, que vista de jean, polo y capucha la mayoría del tiempo y reciba mis visitas en buzo y pantuflas chistosas, que le gusten los pejerreyes arrebozados en el desayuno y sea una experta con el lomo saltado y el arroz chaufa. me gustaría una chica que me incite a practicar algún deporte, que me obligue a buscarla tempranísimo para salir a correr, me gustaría que sea fan de pasarla stone sentados en las banquitas del boulevard de La Punta, con un par de cervezas y un mp3 de 128 para así tener que repetir las mismas canciones cientos de veces mientras que yo me muero de frío porque ella siempre se olvida de abrigarse.

de ser posible, me agradaría que le gusten las chuck taylors y las puma clásicas, quizá las adidas superstar, no estoy muy seguro de eso, que haya sido una chica mala, o medianamente mala, no sé, por lo menos que haya sacado rojos desde la primaria porque de hecho me gustaría que me cuente anécdotas sobre su etapa malloy, y reírnos juntos sobre eso o hacer muecas de desaprobación.

que no viva tan lejos, ya eso de tomar 2 carros, viajar más de una hora, llegar con dolor de poto o tener que bajar 3 cuadras antes de su casa para poder estirar las piernas no es. ahora, sería una locura recontra genial que le gustara el olor del mar perleño y acompañarlo con Bright Eyes, que se lleve bien con mi mamá, que tenga ojos y cabello oscuro, y si muy negros: el deshueve, que no se queje mucho con eso de que a veces me guste invitar y no repartir las cuentas, sería genial que tuviera tan buen trasero como Luna o Bárbara.

no estaría mal que le gustara lavar, eh, que le gusten los chistes de Melcochita, que me haga hablar mucho, que le guste correr, tomar fotos, los dibujos animados, que escuche a Perales, Sesto, Roberto Carlos, Jeanette y Ritchie, me gustaría una chica con la cual esperar durante horas a que pase la 19, sentados entre Castilla y la Av. Santa Rosa mientras nos devoramos una hamburguesa de sol cincuenta mita-mita porque ambos estamos recontra misios. estaría bien una chica a la que no le incomoden los silencios prolongados, que deteste las películas pretenciosas, a los arties y el chikypunk.

quizá una chica así no sería muy buena para buscarme pleitos, en todo caso siempre me conformaría con el cabello negro y los ojos oscuros.

y los pejerreyes arrebozados y Bright Eyes. y estar stone el boulevard y nada más, de veras.

noviembre 10, 2007


ahora, que no alcanza para el Lucky, ni para el Kent #4, al cual, según Eduardo, hay que darle como 5 pitadas para sentirlo, y tras el genial descubrimiento que resultó el enterarme que mi hermano guardaba ganjah en su morralito verde de la PUCP, el cual seguramente ganó en una apuesta en el taco, me fascina esperar la madrugada para sentarme a fumar en la pequeña vereda roja que sirve de entrada a mi sacrosanto hogar. me gusta el olor a pescado podrido que se filtra por entre las rejas del jardín, me gusta que el mar huela tan mal, quizá ayude un poco a la filtración del olor el hecho de que no haya techo en esa parte, sólo quizá, en todo caso, eso me gusta también.

me empieza a gustar, luego de algunos traspiés, mi nueva vida de desempleado pastruliento, y dormilón, me gusta haberme vuelto fan de Cinecanal y de Poker Babes, qué puedo decir, la televisión me está ayudando mucho a sobrellevar todo esto, sobre todo al mediodía, la Carlota y Laurita me ayudan mucho a poner la mente en blanco y mirar como un muerto el televisor, jugar Mario Kart hasta las 3:30 y luego poner Los Años Maravillosos es una de las rutinas más bellas que he tenido.

nunca antes pude hacer algo tan sencillo como disfrutar el día, salir a caminar, respirar, por eso me gusta esta monotonía, me gusta que el sol me pele la nariz. no, realmente no me gusta, pero me gusta la brisa, eh, ojo. esas bancas rosadas del boulevard, qué geniales son para conversar, ahora que ya las limpian. quizá ahora, que las uso con frecuencia, pueda mejorar mis niveles de comunicación, por lo menos podría dejar de contar anécdotas usando ‘un amigo’ o ‘mi hermano’ cuando tengo varios amigos, y un par de hermanos, entonces la gente no me entiende nunca y tengo que explicar, o contar nuevamente. como ahorita que todo esto resulta casi ininteligible.

conozco un par de personas que piensan que no debería de lanzar a diario, ni inter-diario, en fin, ellas quisieran que comulgara cada domingo y sólo beba vino, si tú fueras mi novio ya verías cómo te hago cambiar en un ratito me dicen, como si ellas supieran algo de la nostalgia y del odio por los encargados de recursos humanos, qué saben ellas de que la mañana te descubra durmiendo en el sofá abrazando a la gata, qué saben ellas de hacer las tareas con la sobrina, qué saben ellas de disfrutar del desempleo. qué saben ellas, pffff.

noviembre 08, 2007

hola Sara:

te comentaré que hoy, en definitiva, me siento hasta las huevas. a que ya sabías, picarona.

tengo ganas de visitar tu casa, apuesto a que eso no lo sabías, tengo ganas de volver a tocar tu puerta y preguntarte si te dejan salir hoy, aún tengo esa casaca negra de líneas turquesas, cada día más vieja pues hija, los años no pasan por las puras, qué te crees. aún la uso.

tengo muchísimas ganas de jugar quinela en el patio del colegio, Sara, no tienes ni idea, tengo ganas de quedarle debiendo al tipo del kiosko porque tragas como una vaca, oye, cuándo carajos vamos a dejar de comer así, alucina que encontré un lugar, la semana pasada, en el que aún venden esos suspiros de a ferro, ahora cuestan 2 ferros, no sólo es mayor el costo, ahora apuesto a que hasta más rápido nos matarían. ya no saben bien. una pena.

crees tú, digo, derrepente, no sé, tendrías, ahora que han pasado poco más de 5 años, la amabilidad de devolverme la bicicleta?, mira que como favor de pata te pido, mira que ni siquiera era mía, Sarita, te quedaste con casi todo, así tampoco es, ya ni llamas a preguntar por los niños. aún me acuerdo de los niños, alucina, Joz. y Cigna, están bien, la semana pasada tuve a Cignita con fiebre pero ya está saltando como loca de nuevo, los niños no se cansan nunca, una pena haber dejado de serlo.

sentirme cansado es quizá el motivo por el cual te escribo, no creas que me acuerdo de ti a cada rato porque tampoco es así, no creas que me haces falta porque ahorita me mando con lo mucho que me llegas y te bajo de esa nubecita de mierda, ya sabes, lee más rápido, quieres. me siento cansado y cuando eso pasa lo único que me queda es amar lo más valioso, y como lo más valioso siempre fue mejor, entonces siempre fue pasado, por eso no te cuento de lo que voy a hacer o cómo me veo de acá a 5 años más. no entiendes, Sarita, cierto, no has cambiado nada. oye, ya te crecieron las tetas?

tendría mil cosas más que decirte, pero, la verdad es que luego tendría que revisar las reglas ortográficas que me interesan y mientras menos caracteres sean ya sabes que es mejor. no, tú no sabes porque tú no redactas, tú escribes en hojitas perfumadas con estiquercitos de súperpoderosas, aún no he podido saber qué tan tóxicos son esos estiquers, una pena, una pena que los suspiros no sepan ni cuesten igual, una pena sentirse así, oye, una pena.

el viernes voy a ir por tu casa, franco: dile a tu papá que se vaya porque ahora ya sé pelear. así que tipo 6, 6 y media te caigo. mira, ah, anda limpiándome la bici.